En la mitología mexica y tolteca el dios Xolotl era el hermano gemelo de Quetzalcóatl, era el dios del ocaso, de los espíritus, de los gemelos y del Venus vespertino, él era el guía de los muertos en su viaje al Mictlán,
Xolotl era el guardián y señor del primero de los nueve mundos del Mictlan, la entrada al inframundo llamada "Itzcuintlán"
En este paraje los muertos tenían que cruzar el ancho río Apanohuacalhuia que delimitaba la frontera entre los vivos y los muertos donde habitaba Xochitónal, una iguana gigante. Para atravesarlo, se requeriría de la ayuda de un perro Xoloitzcuintle, los cuales sabían si el difunto era digno o no de ser ayudado en su travesía... aquellos que en vida habían maltratado a algún perro no podían cruzarlo y eran obligados a vagar, como sombras, alrededor de sus orillas cuyo aire frío hacía oídos sordos a las quejas de los muertos que sufrían eternamente por el remordimiento de haber lastimado a un perro en vida, por esta razón, los vivos solían tener y criar perros considerándoles animales sagrados y tratarles con cariño para ser reconocidos como dignos por Xolotl.
 
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